Miguel Ángel Vergara y José María Bea, Miguel Ángel Vergara es cofundador de la escuela de la memoria y fue ganador del Campeonato del mundo de memoria rápida en Lisboa en 2013. José María Bea es ingeniero informático, profesor y memorizado de alta competición.

Miguel Ángel Vergara y José María Bea están de acuerdo en algo muy particular: el ser humano es extremadamente similar a un árbol. O mejor dicho, su mente lo es. Un árbol bien cuidado crece durante décadas, echando raíces profundas y produciendo deliciosos frutos para el disfrute de todos. No obstante, el estrés del día a día y la monotonía del trabajo le afectan, y ocurre todo lo contrario.

A medida que te adentres en el estudio de la mente humana, descubrirás que no solo es posible estimular y ejercitar la memoria para optimizar su funcionamiento, sino que también puedes afinar tu concentración y llevarla mucho más lejos. De hecho, existen técnicas tanto milenarias como modernas que te permiten retener información de manera más efectiva: desde la mnemotecnia a los métodos de visualización y otros que exploraremos más a fondo en este resumen. También descubriremos cómo trabajar en tus metas sin sobrecargarte mentalmente ni perjudicar tu memoria.

Sin más preámbulos, pasemos a aprender cómo pasar de tener una memoria de pez a otra de elefante y preservarla en el tiempo.

«Al entender tu mente tendrás a tu disposición una herramienta practica que transformara tu capacidad de alcanzar objetivos»

Los pensamientos son extremadamente importantes cuando aspiras a preparar y alcanzar tus objetivos. Si quieres que tus planes salgan bien debes trazar cuidadosamente tu hoja de ruta mental. ¿Qué destino buscas? ¿Tus pensamientos te conducen hacia él o te desvían hacia recorridos que te hacen perder el tiempo? Debes empezar haciendo este ejercicio de introspección para girar el timón en la dirección correcta, en caso de que sea necesario.

«Un pensamiento es correcto cuando nos conduce al destino que buscamos». Miguel Ángel Vergara

Habiendo reflexionado sobre la clase de pensamientos que tienes, pasemos a la herramienta perfecta que te ayudará en la consecución de muchos de tus propósitos: la memoria y su capacidad de captar información a través de los sentidos para su uso posterior. Por ejemplo, la de carácter visual, auditivo, táctil, olfativo, corporal y mental. Tu mente puede crear conexiones entre estos diferentes tipos de datos.

Es posible impulsar y ejercitar tu memoria para un funcionamiento mental óptimo. Esto no solo te permitirá recordar el pasado con más facilidad, sino también aprender, crear y adaptarte al presente. Algunos de los muchos beneficios de tener una memoria estimulada son:

  • un incremento general de la capacidad de concentración y de mantener el enfoque en una actividad
  • mejora en los niveles de atención
  • un fuerte desarrollo del lado creativo de tu mente
  • una mayor fluidez mental
  • un aumento exponencial de tu forma de procesar pensamientos e información

Pero, ¿cómo funciona realmente la memoria? Una manera conveniente de explicarlo es comparándola con diferentes tipos de almacenes. Puede funcionar como uno moderno donde las puertas de acceso son lo suficientemente grandes cómo para permitir un gran volumen de entrada de productos; cuenta con un personal lo suficientemente competente y entrenado como para realizar toda la organización con rapidez.

También puede funcionar como los almacenes antiguos, en los que la entrada de productos y mercancía es más pequeña y espaciada en el tiempo. El personal se encarga de verificar cuánto espacio queda y dónde ubicar lo que acaba de recibir. Esto puede tomar más tiempo, dependiendo de la persona.

Por último, puedes considerar la memoria como una bodega, en la que todo es un desastre, las cosas no se ordenan específicamente y se las acomoda como y donde se puede. En caso de necesitar algo de información almacenada, puede que se tarde mucho en recuperarla.

«Diferencia del espacio fisico limitado del mundo real, puedes mejorar la eficiencia y la capacidad de tu -almacen- mental».

Ahora que has aprendido cómo funciona la memoria, echemos un vistazo a los tipos que existen, con ejemplos igual de metafóricos, pero fáciles de entender:

  • La que se graba en arena. Seguro que alguna vez te has sentado a la orilla del mar y te has puesto a garabatear o escribir algo en la arena, solo para que una ola —o el propio viento— lo borraran antes de que pudieras terminar. Esta es la memoria a corto plazo: involucra los tipos de recuerdos que puedes retener por segundos, minutos, u horas, pero que rara vez duran más que eso. La información aquí se pierde con facilidad cuando la atención se dirige hacia alguna otra parte.
  • La que se graba en papel. También conocida como memoria a medio plazo, es el tipo de memoria que trabaja a lo largo de días, semanas o meses. No es tan sencillo de olvidar algo que ha asimilado. Pero no es permanente y aún es propensa a borrar ciertos detalles habiendo pasado una considerable cantidad de tiempo.
  • La que se graba en piedra. Es la memoria a largo plazo, en la que se almacenan recuerdos de suma importancia que tu mente conservará durante años. Rara vez se pierden: puede que con el pasar del tiempo se «llenen de polvo» a falta de recordatorios o estímulos, pero tan pronto como te pongas a pensar en ellos será como darles una buena sacudida.

¿Alguna vez has escuchado hablar de la mnemotecnia? Es una técnica o conjunto de técnicas que consisten en retener información de manera sencilla para transmitirla a otras personas. Son, entre otras, el uso de rimas, acrónimos, visualizaciones y asociaciones. El objetivo es convertir información difícil de recordar en algo más sencillo, apoyándose en la capacidad natural del cerebro para tener presentes detalles vívidos o estructuras organizativas. Por ejemplo, en 1634, Pierre Herigone diseñó el método alfanumérico, asignando letras a números para formar palabras que fueran más fáciles de recordar que secuencias numéricas aisladas. Este sistema se basa en la idea de que es más asequible memorizar palabras o frases con significado que listas de números sin conexión aparente.

Este tipo de técnicas han acompañado desde la antigüedad a los seres humanos. Eran de especial utilidad cuando la capacidad de escribir y preservar textos no estaba al alcance de todo el mundo. Cuando la escritura era un privilegio de unos pocos, la memoria era el salvavidas para conservar discursos y conocimientos.

A partir de estos avances y la utilidad que demostraron a la hora de asociar conceptos e ideas para rememorarlas con facilidad, surgen otras técnicas más novedosas. Una de ellas es la de la visualización. Puedes practicarla con el siguiente ejercicio: cierra los ojos, imagina el primer objeto que se te ocurra y trabaja con tus cinco sentidos para proyectar una imagen que se parezca a lo que estás pensando en la medida de lo posible. Pongamos de ejemplo una raqueta, enfócate en la textura de la madera del mango que sujetas para golpear la pelota con la malla de plástico; o una guitarra, quizá en este caso no tengas que visualizarla para saber como se siente al sostener una. Puede bastar con imaginar el sonido que emite.

«Aprende a utilizar todos tus sentidos para visualizar información: esto no solo mejorará tu memoria, sino que hará el proceso más personal y significativo.»

Los autores del libro exponen los «cuatro mandamientos de la memoria», que puedes recordar fácilmente con el acrónimo «ABSUME». Las dos primeras sílabas y las dos últimas letras representan formas diferentes con las que puedes fomentar una mejor conexión entre un recuerdo y tu subconsciente, tomando como referencia lo que acabas de aprender sobre la visualización:

  • Absurdo. Cuando trates de visualizar, tienes que crear una imagen mental fuera de lo ordinario, lo que te permitirá recordarla con más facilidad.
  • Sustitución. Si estás tratando de evocar una imagen mental y no te está resultando, trata de reemplazarla por algo que se te haga más fácil de retener y relaciónala con este objeto nuevo.
  • Muévela. Si has podido visualizar el objeto que tenías en mente, debes intentar tener control sobre él ahora. Intenta moverlo o trasladarlo lo más que puedas, como si lo tuvieses en tus manos.
  • Exagera. Una imagen exagerada deja un impacto en los recuerdos. Mientras más rebuscada, mejor será para ti.

Una manera de poner en práctica el método ABSUME es mediante la asociación: una técnica que nos permite relacionar conceptos entre sí en la mente aprovechando imágenes vivas y emotivas. Por ejemplo, si necesitas memorizar la capital de un país con el que no estás muy familiarizado, puedes asociar la inicial de la capital con la misma letra inicial de un animal. Un l émur en Portugal (para Lisboa) y una serpiente en Corea del Sur (para Seúl) . Para implementarla efectivamente debes tener en cuenta estos criterios:

  • Debe tener una imagen de partida vívida y llamativa. Tienes que empezar con algo que llame fuertemente la atención y, de ser posible, que requiera la mayoría de tus cinco sentidos, de manera que pueda absorber muchos detalles.
  • Mantén el orden. No mezcles imágenes en las que pensaste al inicio con las que trabajes más adelante, porque puedes terminar confundiéndote.
  • Tus imágenes también deben ser emotivas. Si las imágenes que estás tratando de memorizar están relacionadas con eventos que hacen que tu corazón se acelere, más fácil te será recordarlas.
  • Evita las asociaciones obvias. Las cosas que se comparan fácilmente a lo que ya has visualizado en el pasado no dejan ningún impacto en tus recuerdos y las terminarás olvidando muy rápido.

¿Alguna vez has pasado por esa incómoda situación en la que conoces a alguien, conversas durante un buen rato, y de repente tanto su nombre como su apariencia simplemente se esfuman de tu mente? Es una escena frecuente. Pero, ¿qué tal si pudieras mejorar tu habilidad para recordar caras y nombres? Pues es posible.

Imagina que eres profesor y necesitas aprender los nombres de tus alumnos rápidamente al comenzar la asignatura. O quizás eres un empresario que se encuentra con muchos clientes a diario y desea mantener relaciones más fluidas y personales. Tal vez podrías ser un periodista que necesita recordar los nombres de los individuos que va conociendo para facilitar su trabajo. Todas estas personas afrontan el mismo problema. A continuación, te presentaremos algunas técnicas que te ayudarán a afilar tu memoria para que sea tu mejor herramienta en estas situaciones y otras similares.

Primero, cuando te presenten a alguien, asegúrate de entender bien su nombre. No dudes en pedir que te lo vuelvan a decir si es necesario. Luego, repítelo en tu mente y úsalo en la conversación tanto como puedas.

Después, crea imágenes mentales vívidas y sólidas que te ayuden a fijar el nombre en tu memoria. Asócialo con características distintivas de la persona, como una nariz monumental o unas cejas pobladas. Solo procura no mencionárselo, no vayas a generar un momento incómodo al decirle que recuerdas su nombre por tener orejas grandes.

¿Y qué pasa si necesitas recordar números? En estos casos, puedes implementar la técnica de conversión numérica. Convertir cualquier número en palabras facilitará enormemente su memorización. Por ejemplo, un número de teléfono se puede convertir en cuatro palabras, lo cual es mucho más simple de recordar que un montón de números abstractos. Para aplicar esta técnica tienes que asignar a cada número una consonante, con la cual vas a crear una palabra o frase. Por ejemplo, el número 1 podría ser la letra T, el número 2 la letra N, y así sucesivamente. Luego, asociamos estas letras con la información que queremos recordar. A pesar de que requiere práctica, con el tiempo se te hará mucho más fácil evocar la información relevante que necesites.

Para recordar momentos o imágenes concretas tenemos la técnica de fotografía mental. Puedes entrenar tu mente para captar detalles y reconstruirlos con precisión. Generalmente, el cerebro no es capaz de captar una imagen con la misma precisión que una cámara, y suele estar sesgado por lo que sientes ante lo que ves en un determinado momento. Tienes que mejorar tu concentración si quieres que nada se te escape. Para lograrlo, pon en práctica tu capacidad de visualizar una situación, dividirla en segmentos, concentrarte en los detalles y asociarlos a algo que puedas recordar fácilmente. Una vez hecho esto, trata de reconstruir la escena en tu mente, hasta que sea lo más acertada posible. Si tienes alguna referencia como una fotografía, comprueba si estuviste cerca de conseguirlo.

«Asocia nombres y números a elementos vívidos y memorables para mejorar significativamente tu capacidad de recordarlos.»

¿Sabías que…? La primera técnica mnemotécnica documentada fue el «método de loci», también conocida como el «palacio de la memoria». Fue desarrollada por Simónides de Ceos, un poeta griego del siglo V a. C., tras un evento trágico. Según cuentan los relatos de esa época, Simónides fue capaz de identificar a las víctimas del derrumbe del techo de un banquete al que asistió gracias a que recordaba la posición en la que cada invitado había estado sentado.

Compartido de José María Bea propone que la mejor forma de planificar algo es siendo consciente de la manera en que se administra el tiempo. Para saber cómo hacerlo conscientemente, puedes aplicar técnicas que funcionen a tu favor. Por ejemplo, con los objetivos SMART.

«El tiempo es el recurso más valioso que tenemos. Es un recurso no renovable: avanza siempre en la misma dirección y no hay forma de detenerlo, almacenarlo o pedirlo prestado.» ~ José María Bea

SMART es un acrónimo que explica cómo deben ser los objetivos para una organización óptima: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporizados.

  • Específicos (Specific). Deben ser claros y definidos de manera precisa, sin ambigüedades.
  • Medibles (Measurable). Debe ser posible medir el progreso para poder evaluar el desempeño.
  • Alcanzables (Achievable). Para que puedas mantener la motivación en tu misión de conseguirlos.
  • Relevantes (Relevant). Que sean lo suficiente importantes para ti como para designar los recursos necesarios.
  • Temporizados (Time-bound). Debe haber una fecha límite clara o un periodo de tiempo definido para alcanzarlos, lo que ayudará a priorizar esfuerzos y a gestionar mejor el tiempo.

P ara mantener la constancia en tus esfuerzos por alcanzar tus metas, tienes que procurar evitar a los ladrones del tiempo. Estos pueden tomar múltiples formas y presentarse de varias maneras. Por ejemplo, quedarte a ver la televisión más de lo que deberías o permitir que te interrumpan constantemente. Para lograr el éxito que anhelas, debes reducir estas distracciones, lo que también ayudará a tu memoria al aligerar la carga mental.

Según Bea, existen cuatro tácticas efectivas para lograrlo:

  • Eliminar de tu vida todo lo que sobra y es innecesario. Enfócate en realizar ese 20 % de tareas que te proporcionan un 80 % de resultados beneficiosos.
  • Automatizar todo lo que puedas. Si hay algún cometido que puedas automatizar, hacerlo te ahorrará tiempo útil para invertir en lo importante.
  • Delegar funciones en alguien que pueda cumplirlas mejor que tú.
  • Superaprendizaje. Si no te es posible seguir ninguna de estas recomendaciones, tendrás primero que ponerte manos a la obra y aprender por tu cuenta.

«Planifica detalladamente y actúa sobre tus planes. Un buen uso del tiempo eleva tu potencial y resultados». ~ Miguel Ángel Vergara y José María Bea

El famoso detective Sherlock Holmes destacaba por su excelente memoria. Era capaz de almacenar en su mente detalles fundamentales para sus investigaciones. Aunque se tratase de obras de ficción, su creador Arthur Conan Doyle se basó en técnicas de memorización populares, como el palacio de la memoria, para explicar cómo su personaje había adquirido esta habilidad excepcional. Para que veas, ni las destrezas del «mejor detective de todos los tiempos» se justifican sin práctica.

Potenciar tu memoria te traerá beneficios en casi todas las áreas de tu vida. Una vez que pongas en práctica lo aprendido, solo será cuestión de tiempo apreciar los cambios. Tener recuerdos bien ordenados y eficientes te hará destacar sin necesidad de ser un competidor profesional. Y los demás lo notarán.

  • Idea tus propias reglas mnemotécnicas. Personaliza las recomendaciones dadas en el resumen de acuerdo a tus propias experiencias. Emplea recuerdos de personas y acontecimientos importantes para ti. ¡Mientras más creativas sean, mejor!
  • Organiza tu itinerario. Deja espacios en tu agenda para practicar ejercicios de memorización durante la semana.

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